Este posteo fue realizado en conjunto con Valerio Fuenzalida*

En estas semanas nos hemos dado cuenta de la poca motivación ciudadana y de los medios por dar a conocer las implicancias para la ciudadanía y para el futuro del país respecto al Proyecto de Ley de la TV Digital. Hoy este se encuentra en dos trámites importantes, ya que se ingresó a la Comisión de Transporte y Telecomunicaciones del Senado y aún esta con “suma urgencia” por parte del Ejecutivo. El debate sigue siendo técnico y de directorios y todavía no hay disposición por parte de los parlamentarios para analizar en su importancia de fondo del tema de la programación, lo que debiera realizarse en la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología,
En referencia a lo anterior es que este proyecto debería ser repensado en dos aspectos sustantivos, en relación a los actuales canales abiertos de alcance nacional: las actuales concesiones y el incrementar la calidad de los contenidos. Ambas resultan trascendentales a la hora de abordar el futuro de la TV Digital en Chile.
Se ha insistido en que las concesiones deberían tener una duración/renovación limitada en el tiempo. Hoy no existe ya la TV en manos de las Universidades, instituciones a quienes se les otorgó en esa razón una operación indefinida. De este modo un plazo prudente es de 10-15 años, como en muchos países. Pero la concesión del bien público del espectro radioeléctrico debería ir unido en todo caso a un compromiso de servicio televisivo; este es un aspecto que no se ha discutido en Chile: ¿Qué ofrecerán los concesionarios al público chileno? Tal oferta se relaciona con contenidos y calidad.
Abordamos la semana pasada en el post, que la concreción de tal oferta debería ser presentada, aprobada, y evaluada por el CNTV [CNTV Y TVD: un paso más], responsable además de velar por la programación emitida en relación al “debido uso del lenguaje, la diversidad y el fomento de la educación”. Diversificar la oferta en calidad y cultura es de cuidado ya que es la TV actual la que influencia las audiencias futuras. Sin una buena legislación entorno a la TVN y al CNTV más allá de sus directorios radica en debatir el fondo e importancia de lo que se transmitirá en la futura TV alejada de fines netamente comerciales.
Si no se consideran estos cambios se abriran presiones, discusiones, canjes político-económicos, y otros. Resulta oportuno que el Senado discutiera el punto anterior, encargando estudios específicos acerca de la legislación televisiva en Europa, y en particular la legislación británica para la ITV, TV privada a la cual se le exigen estándares de calidad, para entablar un proyecto adecuado y serio para las audiencias futuras.
Es importante debatir el punto central de la TV Digital, aparte de su gratuidad, es qué se ofrecerá a las audiencias en la TV abierta para asegurar la diversidad y calidad de contenidos. Sin perjuicio de la anterior forma de abordar el aspecto de concesiones de bienes públicos que aseguren la calidad de contenidos, existe otra forma de elevar el estándar en calidad de estos. Esta se realaciona con la tecnología digital y con la misión de TVN, en tanto una TV pública capaz digitalmente de hacer una oferta de alta calidad para la audiencia, comprendiendo que la tecnología digital en la norma nipo-brasileña adoptada por Chile permitirá que TVN en su mismo actual canal físico análogo pueda emitir dos señales en alta definición (HD) y varias señales en definición estándar.
Un dato a señalar fundamental es que la diversidad de señales digitales ofrece una oportunidad trascendetal para ampliar la calidad y cantidad de programación que TVN puede ofrecer a la audiencias en cobertura nacional, abiertas a todo el público, enfocadas en contenidos segmentados, como señal de información socio-política, señal infantil y juvenil, señal de cultura, arte y ciencia, además de señales regionales. En esta cabe evaluar dar cabida en mayor cantidad a las producciones independientes y el fomento de una cultura educativa, abocadas satisfactoriamente en mayor cantidad y diversidad programática en la TV de cable/satelital.
Es un hecho que la TV abierta en Chile ha bajado el nivel de satisfacción ya que la oferta programática carece de diversidad. Esta insatisfacción es la que explica el crecimiento de los hogares abonados al sistema de pago, que alcanza un promedio de alrededor de un 40% en el país de acuerdo a la Subtel. Para que se entienda mejor, hoy en día la audiencia ha cambiado: “Calidad no es asociada con alta cultura o iluminación académica”. Es así que en el actual escenario de diversidad de canales, la audiencia asocia “calidad con la posibilidad de acceder a múltiples contenidos” segmentados en: deportes, música, infantil, juvenil, alta cultura, información, ficción, servicios a la familia y al hogar. Pero la segmentación programática no puede ser satisfecha por un canal que emite 20-24 horas diarias con una sola señal generalista.
Que se modifique la ley de TVN es de suma importancia, ya que hoy esta tiene la opción técnica de transformarse en empresa multioperadora ofreciendo mayor calidad a la audiencia con una oferta de programaciones temáticas. Esta discusión prioritaria que debe entablarse, ya que la operación de diversas señales por el mismo operador posibilita otro modelo de negocios, sumando más audiencia interesada en contenidos segmentados.
Cambiar la mirada de la TV pública es para dar acceso y para asegurar un estándar de calidad para las audiencias. De paso fijar normas establecidas para que estas mantengan la línea de fomento y no de retroceso en contenidos de la TV que llega a 8 millones de usuarios como lo es TVN para satisfacer y resguardar la calidad de la oferta televisiva.
*Valerio Fuenzalida es Académico de la Facultad de Comunicaciones, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ex Jefe de Estudios Cualitativos de la Dirección de Programación de Televisión Nacional de Chile. Ha realizado distintas publicaciones en audiencias y Televisión.
Columna publicada en el Post 13/05/2011