Todo hacia presagiar que en la Democracia Cristiana no habría mesa de consenso. Ilusos aquellos que creyeron lo contrario.
Las mezclas en política en las mesas de los partidos no son buenos augurios, más aún en la Democracia Cristiana, así lo demuestra la experiencia. En marzo la colectividad de la flecha roja escogerá nueva directiva nacional y, tras intensas negociaciones y algo de goma de mascar, finalmente ya hay tres listas que competirán.
Sin duda, será una campaña marcada por el voto a voto. Leonel Sánchez, un dirigente de base, acompañado por eternos candidatos y descolgados de lotes. Ignacio Walker sigue en la compañía delos príncipes, pero ahora más bien son los ‘reyes del chicle’ (príncipes, ex-freistas, colorines, ex-chascones, ex-guatones, desconocidos, ex-ministros, descolgados), que competirá con Aldo Cornejo y su mesa de ‘los mix’ (guatones, gutistas, chascones, díscolos, ex ministra, desconocidos). Losúltimos dos candidatos y con más posibilidades de ganar, ambos parlamentarios de la Región de Valparaíso y los dos llevan ministros cuestionados de Bachelet, no hay que olvidar el caso de Espejo con Transantiago y Provoste con Educación. Ambos incorporaron parlamentarios, ambos respondieron a nombres impuestos por sectores, senadores, diputados u/o candidatos. Finalmente donde priman las negociaciones, el resto es poesía.
No obstante, el broche de oro lo puso Claudio Orrego al enviar a su jefe de campaña –Espejo- a la lista de Walker. Lejos la peor estrategia de un candidato presidencial que no logra despegar del 1% de aprobación en la ciudadanía y debe concitar la unidad de un partido.
En honor a la verdad, ninguno quería mesa de unidad. Y las bases tampoco.
Con el rol municipal como bandera de lucha, y tras la fallida pretensión de Walker de poder competir como presidenciable, el senador se ha aferrado a la conducción de la mesa nacional DC, pero claro que ya sin el discurso de la renovación y de los rostros nuevos, como en la campaña anterior. En estos años ha tenido un rol pasivo y de mucha negociación con el gobierno de Piñera – que a todo esto es su pariente-, no ha escatimado en asesorarse por el sector de los dinosaurios falangistas, todo ello sumado a una mesa para los mandados, donde al único que consideró es a Burgos. Cornejo, por su parte, ha jugado el rol de regionalista y ha sido un crítico a las negociaciones con el gobierno, a la gestión del mismo y del presidente. Sánchez no ha abandonado su discurso de refundación al interior de la colectividad, y aunque no tiene una plataforma comunicacional, ha logrado mantenerse en lo interno.
Quizás desde hace mucho tiempo la Democracia Cristiana no brindaba una elección que a todas luces estará reñida en marzo.
La militancia esta dormida y descontenta es el escenario adverso. Son 113 mil los inscritos en el PDC, y en la última elección para mesa nacional del 2010 solo votaron 23 mil adherentes. Walker ganó con el 60% de los votos y la renovación nunca llegó, ‘estamos convencidos de que la Concertación mostrará la visión y la capacidad para soñar y volver a interpretar a una nueva mayoría social y política de Chile’, palabras que en estos años se las llevó el viento.
Sin embargo, hoy el escenario es distinto. El sector más fuerte de la DC que lo respaldó en el 2010 esta con Cornejo, los guatones y los chascones van unidos, en la misma lista. Se nota más cohesión y menos improvisación.
El desafío de estos candidatos debe ser mayor, los enfoques deben ser otros, quizás lo que se abandonó en estos años: las regiones, los contenidos, la programática, los acuerdos, las bases, sus dirigentes, sus profesionales, la convicción, los valores, la unidad partidaria, el comunitarismo, la gente y la realización de un VI Congreso ideológico que, sin duda, jugará un rol fundamental en esta campaña interna.
Cuando se olvida el eje, no hay carta de navegación posible. Quizás hay que poner pausas para la reflexión verdadera. Las reelecciones siempre traen sabores amargos. Es bueno recordar la reelección de Soledad Alvear cuestionada porque nunca logrado sacarse la sombra del Gute y la de Adolfo Zaldivar que terminó toda en su casa y el como embajador del gobierno de la derecha.
El festín del triunfo demócrata cristiano de las municipales es el trabajo principal de sus bases, por lo que se está lejos aún de poder celebrar y de mirar con dignidad su pasado. Aquel que siempre mencionan radicado en la lucha de los derechos humanos, de los trabajadores, de sus valores humanistas cristianos. De sus líderes Tomic, Frei Montalva, Leighton, Bustos, Palma o Huepe. Quizás en estas elecciones encuentren por fin una mesa de representantes con la que logren ser interpretados y escuchados, con la que quizás el país les vuelva a creer.
Finalmente, la DC se ha llevado la agenda en la política nacional de este iniciado 2013 y ha enseñado a los partidos políticos de participación y democracia. Sólo le queda por aprender con estos tresmosqueteros que está bien de elecciones, y que ya tiene que desarrollar propuestas concretas, estrategias claras de conducción, atreverse a debatir los temas valóricos, políticos y sociales, alinear a sus parlamentarios y recuperar la credibilidad, para poder ostentar a conducir el país.
Columna Publicada en el El Post 16/02/2013