
En las próximas semanas se retoma la agenda legislativa y particularmente el Proyecto de Ley de TV Digital (TVD) en la comisión de Transporte y Telecomunicaciones del Senado. Un rol fundamental jugará la mesa ciudadanía y TV Digital para abrir el debate en beneficio de la sociedad.
La misiva es la inclusión de once propuestas claves, prudentes si consideramos que la televisión es el medio comunicacional más influyente en la población y que solo a través de TVN llega a 8 millones de televidentes en todo Chile. Con la finalidad de cambiar el modelo de la Televisión se pretende dar conciencia a la cámara alta acerca de la importancia de incluir: Transportador público; Composición CNTV y TVN; Obligación cable-operadores; Mecanismo de concesión comunitaria; Única concesión obtenida; Espectro comunitario; Reconocimiento Legal; Porcentaje producción independiente; Fomento a la cultura; Gratuidad y libre recepción y Usos sociales de televisión digital. (http://www.ciudadaniaytv.cl)
Ahí radica la importancia de revertir la discusión para enviar el proyecto de ley a la Comisión de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología del Senado y quitar la “suma urgencia” por parte del Gobierno.
Hay que dar la mirada estratégica de la TV del siglo XXI proyectada a 30 años, por lo que este PL debe abarcarse desde lo cultural, político, social y económico.
Sin embargo, desde la política la discusión se ha centrado más en asuntos técnicos, que en los contenidos y programación de la futura TVD. Un punto clave para preguntarse ¿Qué televisión necesitamos para generar un país más inclusivo?
Ante lo anterior se debe insistir que hasta hoy no especifica definiciones concretas respecto del significado de “cultura, producción cultural, programas educativos, canales culturales”. Además de recordar que no esta asegurada la gratuidad como se ha señalado anteriormente en el Post. (1, 2, 3, 4)
Pero ¿Por qué yo ciudadano común y corriente, que no soy ni productor audiovisual ni potencial dueño de una concesión, me tendría que interesar lo que pase o no con esta televisión digital?
No es fácil convencer o hacer ver que el terreno de lo digital es un tema de interés público y también de su interés particular. Tal vez si le decimos que usted deberá preparar su bolsillo y presupuesto para pagar por ver partidos de fútbol de alta convocatoria, el final de la teleserie o el reality show de turno, puede que entienda cómo podría impactarle el proyecto de ley de TVD si sigue como está. Sin embargo creemos que el análisis tiene que hacerse con un poco más de altura de miras.
Cuando hablamos de exigir un mejor tipo de televisión digital de libre recepción para recibir en nuestros flamantes televisores HD, tiene que ver también con exigir un mejor trato y relación con quienes nos dan esos contenidos: queremos ver ocio y evadirnos al final del día no sólo con películas y miniseries envasadas, inclusive con más de los mismos reality show o queremos ver series y documentales nuevos e innovadores que despierten nuestra curiosidad.
Tiene que ver con darnos cuenta que el sistema de medios que tenemos es reflejo de la sociedad en que vivimos, de la democracia que hemos construido, pero sobretodo tiene que ver con no se acabe la promesa de interactividad y participación que implica la tecnología digital.
Se trata de “la” oportunidad para participar activamente y creativamente en esa nueva forma de hacer televisión, de hacer relatos e historias que dan cuenta del país que somos, la ciudad en que vivimos, la comunidad en que habitamos.
La TV Digital es tú derecho, tú TV y desde la sociedad civil se confía en que esta ley abrirá espacio a nuevos operadores comunitarios, locales y regionales. El hecho de que los ciudadanos organizados, comiencen a generar contenidos propios que reconozcan la diversidad y especificidad de las necesidades locales es un pie forzado para la democratización de los medios. Así como de una garantía de acceso a la información, que permite romper el cerco que hoy impone el oligopolio de medios existentes en el país.
Por otra parte, la obligación de que un porcentaje de la programación de los nuevos medios se refiera a educación, cultura y comunidad es consistente con la urgencia de mejorar la calidad de la televisión chilena. Que de paso demanda, provoca y emplaza a los actores sociales a participar en la construcción de sus contenidos.
El debate es de todos, la responsabilidad hoy se torna política, citando a Valerio Fuenzalida en su libro Televisión abierta en América Latina, “existen actores sociales que intentan asignarle a la audiencia un “deber ser” frente a las emisiones televisivas, un comportamiento ideal acerca de los programas que debería seleccionar para ver”.
Con todo, queda confiar que una televisión construida desde los ciudadanos genere mayor densidad y calidad de la democracia en Chile. La posibilidad de competir con contenidos propios y hacer frente al discurso dominante, permite no sólo un equilibrio de voces, sino también auditoría ciudadana y vigilancia social sobre el poder político y económico.
Aún queda debate, esta en las manos de los senadores el garantizar una adecuada participación ciudadana en la discusión de esta ley. De eso se trata, a fin de cuentas, esta gran revolución de lo digital: dejar de ser espectadores pasivos y tomar un rol activo y creativo en la forma en que generamos a la información, comunicación, educación, cultura, entretención entre todos y para todos.
Este post fue realizado en conjunto con integrantes de la mesa de ciudadanía y TV Digital: Paty Peña (ICEI) e Ignacio Iriarte (ACCION)*
*Paty Peña: Periodista. MSc en Communication, Information and Society, The London School of Economics and Political Science. Académica de la Escuela de Periodismo del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile – ICEI
Ignacio Iriarte: Periodista y Magíster en Desarrollo y Comportamiento Organizacional, Universidad Diego Portales. Encargado de comunicaciones ACCION
Columna publicada en El Post 29/04/2011