Me parece importante la señal lograda en torno al Proyecto de Ley de la Televisión Digital (TVD) por la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. Postergar esta tramitación ayudará al debate y la incorporación de nuevas indicaciones que presentara la mesa de la ciudadanía y TVD con la finalidad de lograr aunar criterios para el resguardo de la TV que nos regirá por los próximos años.
Si bien son tres semanas de retraso del debate, hoy aflora la esperanza para que se le solicite al Ejecutivo quitar la suma urgencia y de esta manera esperar los aportes del Foro Ciudadano de las Comunicaciones y la TVD a realizarse en marzo de 2011, acordado en el reciente congreso de Trabajadores de las Comunicaciones y las Artes Audiovisuales.
La tarea principal deberá centrarse en la discusión de las indicaciones que van en beneficio de los ciudadanos, desde los contenidos hasta quienes deben velar por ellos como el Consejo Nacional de Televisión- CNTV-. El rol de la TVD y TV pública es una gran responsabilidad que poco se ha abordado en el debate nacional y es la oportunidad de abrirlo.
El desafío es sumar a todos los actores sociales, que en definitiva son los que la recibirán. Esta sería una señal potente y de una connotación verdadera de imagen país (omitiré el slogan inglés), con la única finalidad de lograr una acertada implementación de la TVD en la planificación estipulada.
La tarea mayor del ejecutivo debe abocarse, además, a la realización de un plan de comunicación estratégica, para lograr difundir adecuadamente a la población acerca del alcance, beneficios y costos de la implementación de la TVD, para que traspase la discusión del plasma o el LCD, cuya proyección y eje finalmente debe ser abarcar las 15 regiones en las 346 comunas del país y cada uno de los hogares de Chile.
No será tarea fácil llegar al total de la población, que incluye a discapacitados y adultos mayores sin acceso a Internet. El original «showroom» no ha logrado ser visitado por el total de habitantes de futuros televidentes por comuna. Se debe recordar el fracaso de la implementación de la TVD en países vecinos y, nunca esta demás, ejemplificar en el Transantiago y sus efectos ya conocidos que pasaron entre otros, por no sumar a los ciudadanos y actores sociales, acompañado por una mala campaña comunicacional que ni siquiera recordaremos.
En el caso de la TVD hay que apostar a un virus o boca a boca con la inversión que sea necesaria para no repetir errores.
El trabajo final que resta es que el gobierno, parlamentarios y la mesa de la ciudadanía y la TVD deben centrarse en abrir su debate, con el fin de fortalecer el proyecto y potenciar a la televisión que queremos como país, ese es el desafío y hoy esta la oportunidad.
Columna publicada en el Quinto Poder 27/10/2010