Hace pocos días han ocurrido dos acontecimientos importantes relacionados con el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), el primero con la entrega de fondos concursables y el anhelo de participación del Ministro de Cultura en su asignación y segundo en la designación y aprobación parlamentaria de los nuevos consejeros.
La discusión suscitada el lunes entre el presidente del CNTV Herman Chadwick y el Ministro de Cultura Luciano Cruz Coke respecto de los fondos, habla de un desconocimiento de la institucionalidad de la TV en su: estructura y funcionamiento.
Lo anterior es una clara señal que la entidad necesita de una modificación profunda desde la estructura y funcionamiento. La cual se viene solicitando desde hace bastante tiempo sin resultados concretos.
El CNTV es un organismo creado por la dictadura, mediante la ley 18.838, publicada en el Diario Oficial el 30 de Septiembre de 1989 arraigada en “valores morales y culturales propios de la Nación”. Durante el gobierno del Presidente Aylwin, sigue el modelo de la RAI -antigua- y la BBC, adaptándola a nuestra realidad y buscando en su inicios una composición integrada de los distintos sectores, además de que sus miembros actúen con independencia de quienes los designaron.
Es importante destacar que, el CNTV es el organismo que entrega la mayor parte de subsidios o fondos para la producción audiovisual televisiva de productoras independientes y de televisión chilena. Estos se entregan desde 1993, directamente a través de la Secretaría General de Gobierno como figura a rendir y desde hace dos años se entregan desde el Consejo Nacional de la Cultura, entendiéndose que esta institución funciona desde el 2003. Es decir, sin poder resolutivo en su distribución y opinión ya que son fondos directos para el CNTV, razón tiene Chadwick.
Entonces más que centrarse en la discusión de ambos, hay que llegar a un acuerdo de modernización de la ley de CNTV y la injerencia del CNCA. Lo idóneo sería poder concentrar en todos los fondos concursables de cultura repartidos en distintos organismos. Diseñando políticas públicas claras y definidas se daría un paso grande en beneficio de los creadores, gestores y artistas que acceden a estos fondos, mediante una institución que debe primar también por los contenidos, difusión y formación cultural de las audiencias. De igual modo por la transparencia en la entrega de estos recursos.
Con todo hoy el CNTV esta en una clara señal de decadencia, ya que no tiene aún recursos categóricos para su administración e infraestructura que va asociada además a estudios y mayores fiscalizaciones a los canales ya que hoy la demanda los supera. Solo basta revisar las actas para darse cuenta que a los canales de televisión poco les importan las sanciones monetarias o de programación que se han dado, ejemplo de lo anterior es el incumplimiento por parte de los canales en las cuota de transmisión cultural. No menor también y en la falencia del CNTV es preguntarse a veces, ¿qué están sancionando?
El Ministro de Cultura apunta en la dirección correcta, al exigir su inclusión en el CNTV pero en la forma, es incorrecta. Lo importante en la toma de decisiones es lo que queremos entregar a las audiencias. El CNCA debiera tener total injerencia y participación en los fondos televisivos que entrega el CNTV, pero también radica en que ambas instituciones no tienen definido lo que entienden por «cultura» y por la entrega de «producciones televisivas de calidad cultural» que además acojan las expectativas de los televidentes.
En lo que respecta al CNTV, y la reciente elección de su Consejo (no ) pluralista poco y nada se puede esperar si vemos los curriculum de quienes deben entregar y velar por estos fondos. Hay que volver a insistir en que debe modificarse la institucionalidad del órgano regulador, selección de sus consejeros, la duración tan prolongada de sus periodos y darles financiamiento necesario. Estamos otra vez, al alero del cuoteo político tan duramente cuestionado por el oficialismo, hoy promovido por ellos. El CNTV debiera ser integrado por todos los representantes de la sociedad civil para hacerlo de verdad pluralista y autónomo.
La televisión y las audiencias han cambiado y seguirán en transformación. Entonces hay que apuntar a entablar una conversación seria en todos los ejes que son vinculantes, que hablan de modernización y proyecto de ley mayor tanto en la TV Digital, TVN, CNTV, si queremos sentarnos de verdad a hablar y exigir cultura en la TV. Concepto que no es igualmente definido en las instancia señaladas. Ya es hora que este pluralismo sea el reflejo de las audiencias del siglo XXI para las cuales finalmente se trabaja y se deben privilegiar.
Columna publicada en El Post 05/01/2011