Se terminaron las postulaciones a los FONDART 2010 y con ello las expectativas de muchos gestores culturales para financiar sus proyectos al 2011.
Sin embargo, nuevamente fue un fiasco el sistema de postulación por complicado. Alguna vez, en una comisión de Cultura y Artes de una campaña presidencial, se dijo que si Violeta Parra estuviera viva y postulara a un FONDART no se lo ganaría.
Y es que se solicita tanta documentación innecesaria, con formatos mal diseñados y bases complejas para primerizos y experimentados, que se hace impostergable la tarea de incluir y optimizar la cobertura de nuevas formas de financiamientos a los gestores culturales en las distintas disciplinas con las que se postula a los Fondos Concursables a través del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
Sumado a lo anterior, aún esta el resquemor de los gestores sobre el cuoteo en la distribución de los fondos culturales.
Hay que agradecer a los gobiernos de la Concertación por crear la institucionalidad de la cultura y las artes y las políticas públicas de estas, pero criticar a la vez que no se cree una mesa de trabajo participativa para mejorar los aspectos cuestionados, sobre el volumen de los recursos y la autonomía en las decisiones respecto de las presiones políticas.
Nada de esto se ha escuchado del ministro Cruz Coke, por lo que, aparentemente, este año no habrá cambios. Y persisten las dudas para los próximos tres años, ya que tampoco existe un programa de gobierno claro en la materia ni la disposición a entablar una mesa de trabajo para ordenar la distribución de fondos de cultura repartidos en múltiples organismos públicos y ayudar al trabajo de los gestores culturales.
Las improvisaciones en esta materia no son buenos augurios para quienes conocemos el tema.
Sólo queda esperar que el nuevo jurado, pese a su distancia de la realidad nacional, sepa valorar los esfuerzos y no se repitan errores ya conocidos sobre el imperio del amiguismo.