TEPITO-TE-HENÚA, ombligo del mar grande, taller del mar, extinguida diadema….y fue central la mano que elevaba la pura magnitud de tus estatuas. (Rapa Nui. Pablo Neruda)
Pareciera ser que esta eterna disputa de los Hito propietarios por la Ley de Pascua de terrenos Hanga Roa v/s la familia Schiess, propietario del Hanga Roa quienes dicen haber comprado las tierras, nunca acabará. Quizás los cantos y oraciones del 2 de enero en apoyo a la familia Hito sean señales de buenos augurios para ellos, ya que el fallo del tribunal ante la usurpación de terrenos de Rapa Nui señala que no se han podido determinar de quien son las tierras que deberá resolver la justicia civil, en este caso el Juzgado de Letras. Así se verán primero en un litigio civil para ver quien es el dueño y una vez resuelto este se procede con certeza a la acción penal del delito de usurpación en el juzgado de Garantía. Pero ante lo anterior nada justifica la violencia a la que han sido sometidos.
Dicen que Isla de Pascua esta llena de increíbles leyendas y gran mística. Una historia construida por relatos orales la cual señala que rondaba el siglo V cuando Hotu Matu`a sus seis hijos y su esposa tuvieron que abandonar Hiva, en las actuales Islas Marquesas, tras perder una batalla. Y así partieron sin rumbo, en dos grande pahi (canoas doble), sin destino guiado por dioses y por las estrellas, llegando a una desierta Isla de Pascua. Sabemos que fueron más de 15 mil los habitantes de Rapa Nui que estuvieron en extinción y hoy quedan menos de 4 mil.
Esta mística, llevo a su pueblo a solidarizar en una celebración cultural con el clan Hitorangi y a todos los que luchan por la reivindicación de sus tierras a no rendirse, en espera de que saliera la formalización señalada al principio de sus 17 integrantes encerrados en terrenos donde se emplaza el Hotel Hanga Roa cercados por policías. Una fiesta en donde familiares y amigos preparaban una ceremonia ancestral a la orilla de la playa frente al Ahu Makere, el altar de sus ancestros.
Tradiciones marcadas por un conflicto que ha ocasionado tanto menoscabo y vulneración de derechos por parte de la autoridad a una comunidad, infringiendo la dignidad de un pueblo. Hace una semana escribía acá en El Post de Derechos Humanos y Soberanía, de solidaridad, de omisión y de las desafortunadas (no) estrategias de crisis y comunicaciones por parte del Gobierno. Hoy en el mismo tema me enfoco en Chile y con nuestros hermanos de Rapa Nui.
Ya en diciembre de 2010 el pueblo de Maori Rapa Nui lloraba ante la mirada internacional por la violencia ejercida en su contra y que vimos en imágenes fotográficas, repudiada por el mundo ante el violento desalojo. Hoy los desalojados Hito estuvieron cercados por policías desde los primeros días de enero, sin entrar y salir del hotel, sin explicaciones, sin comer y sin agua, entre otras, en lo que conocemos como sus tierras ancestrales. Este no ha dejado ajeno a nadie menos aún ante la intervención de la ONU a través de su relator James Araya en enero cuyas declaraciones de preocupación por la utilización de fuerza pública ha sido elocuente, además de constatar el problema de fondo “los isleños se consideran legítimos poseedores de la Isla” y que “no puede desconocerse que ante la magnitud de los temas que se discuten, ellos adquieren un carácter político”. Punto que ya habíamos señalado en acá en El Post con Respeto a Rapa Nui.
En este contexto de la vulneración y trato al pueblo Maori Rapa Nui a través de la familia Hito la que acudirá a la Corte Internacional de Derechos Humanos, para continuar su litigio, ha llevado también a la solidaridad y preocupación de dos congresistas norteamericanos: el Senador Daniel Akaka y representante de Samoa ante el Congreso, Eni Faleomavaega. Ambos escribieron al Presidente Piñera señalando en su carta que «les preocupa la «falla» del ministerio del interior por la consideración que ha tenido en las solicitudes de legitimidad de propiedad de las tierras de los Clanes de Rapa Nui y el desproporcionado uso de fuerza de las fuerzas especiales chilenas contra los miembros… Esas acciones minan las bases legales, políticas y de los «derechos Humanos» que nuestros países comparten”.
En la misiva también destacan que «es de nuestro entendimiento que la rama ejecutiva Chilena está operando unilateralmente en su policía de Rapa Nui…Así mismo, la corte suprema chilena ha hablado, más recientemente rechazando un amparo archivado en una fiesta privada en contra del Clan Hito. También notamos que en la declaración de la ONU, del 12 de enero en un reporte especial de los derechos de las personas indígenas, expresan también una similar preocupación con respecto a las políticas de su gobierno. Finalmente, también rogamos abstenerse del uso de la fuerza desproporcionada en el trato con los protestantes pacíficos de Rapa Nui ocupando su tierra ancestral en toda la isla”.
Quizás con esto debemos detenernos en la historia, observar la Isla de Pascua, su mar, sus moais, cerrar los ojos para ver un instante a su pueblo y lo que son, su lucha, sus derechos, su libertad. Detenernos y pensar que hicimos con sus tierras vendidas en 1981 por Pinochet, a particulares con fines empresariales. Unas tierras facilitadas en 1917 para ocupación de los marinos. Nunca devueltas.
Por eso hay que insistir en los contextos y en el fondo ya que los conflictos con los pueblos originarios indígenas y el Maori Rapa Nui radica en su soberanía, devolución de tierras, autonomía, cumplimientos de tratados, derechos, reconocimiento y en el caso de la Isla de Pascua también es sustentabilidad.
Un histórico conflicto “mapuche y Rapa Nui” el cual esta lejos de solucionarse con centros culturales, circos, tesoros humanos y turismo cultural, como piensa al ejecutivo apuntar en su última carta para su término a este. Ante lo anterior me pregunto ¿En todos estos años de deuda hacia ellos cual parte no se entendió?
Columna publicada en El Post 09/02/2011