Si cada canción hablara, estoy segura que a muchos de ustedes les sacaría sus emociones más profundas en una sonrisa, una lágrima, un enojo, un recuerdo.
La música esta siempre presente, nos deja huellas en la vida y marca las generaciones. Hay para todos los gustos y edades. Detrás de cada tema hay autores, intérpretes, músicos, sonidistas, técnicos, equipos completos encargados de entregar sus obras, su “talento chileno”, a las audiencias para que la disfruten y plasmen sus experiencias, bailes, fiestas y momentos íntimos.
Todos tenemos un tema -como bien lo decía nuestro querido Rumpy- y por eso no podemos quedarnos ajenos a la Celebración del Día de la Música el próximo 22 de noviembre, y qué mejor si es con lo nuestro, la música chilena. Sí, nuestra “música chilena”, el producto nacional, esa que en los últimos meses abrió un debate en torno a la imposición de una ley para escucharla, promoverla y difundirla en las radios. Esa que a veces es vapuleada denostando a nuestros artistas y creadores, a ellos que vuelcan su vida de manera profesional para entregarnos el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios, en melodías, armonías y ritmos.
Son tantos los artistas surgidos en los últimos años en todo tipo de géneros que es imposible nombrarlos a todos en este humilde posteo. Van desde el folklore con Violeta Parra, Margot Loyola, Raúl de Ramón; la nueva canción chilena que tuvo su apogeo en dictadura con Víctor Jara, Quilapallún, Inti-illimani, Illapú, Patricio Manns. También los que avanzaron por la fusión de las melodías latinoamericanas con Guillermo Riffo, Los Jaivas, o los exponentes del neo-folklore como Las Cuatro Brujas. Inolvidables para más de algún lector son los boleros y baladas que más de un beso y lágrima derramaron con canciones de Lucho Gatica o Buddy Richards , Alberto Plaza, Keko Yunge, Andrea Tessa, Fernando Ubiergo, Juan Antonio Labra o nuestra imperecedera Palmenia Pizarro. También esta nuestro extraño de pelo largo Florcita Motuda.
Hay quienes disfrutaron de la nueva ola, con Cecilia, Germán Casas, Los Ramblers, Los Hermanos Zabaleta, el “Pollo” Fuentes, Pat Henry y el insigne Luis Dimas.
El canto nuevo, heredero de la nueva canción chilena de Violeta y Víctor Jara, surgida en el Café del Cerro a fines de los ‘70 y principios de los ‘80, donde hubo que establecer una comunicación diferente con la música por los complejos tiempos que se vivía, y ahí estuvieron estos valientes artistas con el Grupo Abril, Schwenke y Nilo, Feló, Eduardo Gatti, Luis Le-bert, Eduardo Peralta, Sol y Lluvia, para dar paso a esa generación de los ‘80 marcada por el rock de Los Prisioneros, UPA, Valija Diplomática, Nadie, Electrodomésticos, Criminal, Pánico, Emociones Clandestinas, Aterrizaje Forzoso, Aparato Raro, Cinema – Scaramelli.
De pronto, sin confiar aún en esta industria llegamos a los ‘90 con el profesionalismo y la internacionalización de los nuevos ritmos pop de Lucybell, Los Tetas, La Ley, Saiko, Los Tres, Tiro de Gracia.
Junto a esa generación post ‘90 que marcan Nicole, Los Chancho en Piedra, Kudai, De Saloon, Sinergia, Gondwana, Los Bunkers, Los Peores de Chile, se suman los jazzistas como Roberto Lecaros, Cristián Cuturrufo, y los que unen generaciones como Angel Parra Trío y el Tío Valentín, Los Bunkers y el Pollo Fuentes, Intillimani y Los Bunkers, Los Tres y Buddy Richard
También hacemos gala de esos sonidos clásicos, como la música docta de Vicente Bianchi, Claudio Arrau, Roberto Bravo.
Son infaltables los clásicos de años nuevos y matrimonios como La Sonora de Tommy Rey, el recordado Giolito y su combo, Joe Vascocellos y la música de gusto popular con las canciones de Américo, La Noche, Jordán y la Fórmula Feat Shamanes.
Para los resistentes de oído, están las melodías metaleras de Wangelen, Paghania, Folkneim. Uf!!!. La de nuestra tierra, la música de tradiciones, para los que aman la vida rural, esas cuecas bravas que llegaron para quedarse los dieciochos acompañadas por 3×7 veintiuna y Porfiados de cueca, que vienen de la mano del tío Roberto Parra y del querido Tito Fernández. No puede faltar esa música romántica que lloramos cuando recordamos al amado/a que no fue, como Natalino, Mario Guerrero, Alexis Venegas.
Y este siglo XXI de sorpresas y grandes promesas en la música, esa generación que pasa desapercibida por todas las anteriores, pero que abren caminos con su marcada irreverencia, Juana Fe, Guachupé y Chico Trujillo. Sumado a los atrevidos como Fran Valenzuela, Anita Tijoux, Gepe, Nano Stern, Manuel García. Los músicos y bandas emergentes de hoy, como la mediabanda, Fulano la Banda, más renovada y los bateristas que acompañan el rock progresivo del cual ha participado Eduardo Cuesta como Subterra. Estan esos músicos que nos sorprenden como Yeti, Civil, Arre, Camila Moreno, Fernando Milagros, Pascuala Ilabaca y los que reconocemos a través del cine Chinoy, Pedro Piedra y Don Nadie.
A ellos, a todos los que me faltaron, a todos lo que vendrán, vaya el reconocimiento por entregarnos cada día una nota musical, su arte, su pasión. No importan el orden, estos son nuestros músicos, esta es la Música Chilena que merece ser escuchada por todos a más del 20% en todas las radios de Chile. Uno de ellos podría ser tu hermano, tu hijo o tu nieto. La música es parte de nuestro Patrimonio, nuestra identidad en las huellas de los sentimientos de la gente, el poder de una canción que nos marca para toda la vida.
Gracias a todos por darnos tanto….¡Feliz día de la Música!
(Mis agradecimientos a la comunidad Twittera sin ellos no logro este post )
Columna publicada en El Post 17/11/2010